El vino y su relación con la salud cardiovascular
Está demostrado que el vino, sobre todo el vino tinto, es beneficioso para nuestra salud cardiovascular, siempre que no se beba en exceso.
Son numerosos los estudios que se han llevado a cabo al respecto, pero todos llegan siempre a la misma conclusión: los sujetos que beben cantidades pequeñas o moderadas de vino tienen menos riesgo de padecer enfermedades cardíacas que aquellos que no beben en absoluto o que beben demasiado.
¿Por qué el vino es beneficioso para el sistema cardiovascular?
Veamos cuáles son los nutrientes que convierten al vino en nuestro aliado para proteger el corazón:
– Flavonoides: la concentración de estas sustancias en el vino es mayor que en la uva o en otras frutas, ya que aumenta con la maceración del zumo de uva. Son antioxidantes, mucho más que las vitaminas, por lo que protegen del cáncer, reducen las inflamaciones, mejoran o previenen enfermedades cardíacas, reducen el colesterol malo y combaten el envejecimiento, ya que previenen y reparan el daño celular. También son vasodilatadores, lo cual es beneficioso para las arterias. El vino contiene flavonoides beneficiosos como la quercetina, también presente en cebollas, té verde y manzanas.
– Taninos: los taninos aportan el sabor astringente al vino, lo que comúnmente denominamos «sequedad» o «aspereza». Están en cantidades variables en los vinos, puesto que su concentración depende de la madera de la barrica y del tiempo que el mosto permanece en ella. Frecuentemente, los vinos tintos tienen más taninos, pero no siempre es así. Tienen propiedades beneficiosas para la digestión intestinal, disminuyen el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, son antioxidantes, por lo que previenen el envejecimiento prematuro, y actúan como antisépticos frente a bacterias, virus y hongos. La prueba la tenemos en las plantas con taninos: se marchitan menos.
Alcoholes y resveratrol
– Polifenoles: son sustancias presentes en la piel y en las pepitas, hollejos y raspones de la uva; y con la maceración para convertirse en vino, aproximadamente un 60 % de ellos se convierten en flavonoides. Son más abundantes en el vino tinto y se encuentran también en muchas frutas, verduras y en el té. Previenen la oxidación del colesterol malo, uno de los principales causantes de la aterosclerosis; protegen los tejidos internos de los vasos sanguíneos y previenen la oxidación del ADN, lo cual protege del desarrollo de cáncer.
– Etanol: popularmente conocido como alcohol, lo contienen también las otras bebidas alcohólicas que conocemos (cerveza, whiskey, licores…). En las cantidades indicadas (1 copa al día las mujeres y 1-2 los hombres), el alcohol eleva los niveles de colesterol bueno, por lo que aumenta el transporte de colesterol desde los tejidos al hígado para su eliminación. También disminuye el fibrinógeno en la sangre, disminuyéndose así la probabilidad de formar coágulos o trombos.
– Resveratrol: todavía no se han investigado totalmente los efectos de esta sustancia presente en las uvas, los arándanos, las frambuesas y las moras, pero, según la Fundación Española del Corazón, hay estudios que indican que evita las inflamaciones y la coagulación de la sangre. Parece ser también que influye sobre los biomarcadores de la diabetes, retrasa el envejecimiento celular y reduce el riesgo de padecer enfermedad del Alzheimer.
Enfermedades cardiovasculares que evita el vino
Gracias a las sustancias mencionadas, consumir vino diariamente en las cantidades mencionadas mejora la salud cardiovascular en tanto que:
– Reduce la cantidad de colesterol malo (LDL) y aumenta la de colesterol bueno (HDL) en la sangre.
– Es anticoagulante y antitrombótico: evita la formación de coágulos en la sangre. Quienes lo toman tienen valores menores de fibrinógeno en la sangre.
– Previene la aterosclerosis, pues facilita la relajación de los vasos sanguíneos.
– Equilibra la tensión arterial, especialmente tras las comidas. Pero si se consume más de lo debido, tiene el efecto contrario, la sube.
– Mejora la circulación sanguínea: aunque no sea un remedio contra condiciones como las varices o la mala circulación en diabéticos, sí lo es para personas con manos y pies fríos a causa de la mala circulación, por ejemplo.
Quiénes no deben tomar vino
El vino es sano, pero debido a su contenido en etanol (alcohol), no deben tomarlo:
– Embarazadas.
– Niños y adolescentes.
– Personas con enfermedades hepáticas y algunos tipos de arritmias.
– Diabéticos.
– Personas que toman medicamentos incompatibles con el alcohol.
– Personas a las que el médico indique que no deben tomarlo.
Como vemos, el vino tiene importantes beneficios para la salud. Invitamos a todos los interesados en el mundo vinícola a conocer nuestra bodega Heredad de Aduna y comprar alguno de nuestros deliciosos caldos.