Fermentación del vino

El proceso de fermentación alcohólica es fundamental para conseguir que se dé el paso del mosto al vino y que este tenga graduación alcohólica. En este artículo ahondamos en cómo se lleva a cabo, así como en los aspectos condicionantes en su culminación exitosa. Así mismo, indicamos cómo es posible degustar vinos de Rioja Alavesa de calidad en una bodega especializada en la elaboración.

¿Cómo fermentar el mosto para convertirlo en vino?

Antes de nada, es importante decir que los procesos para fermentar el mosto se dan por igual en los vinos blancos, tintos o rosados. Sin embargo, algunos aspectos del mismo cambiarán para adaptarse a las circunstancias del mosto. Por tanto, este paso resulta imprescindible.

Aunque en el siglo XIX se descubrió su base científica, lo cierto es que se lleva a cabo desde que se elabora vino. De hecho, los egipcios ya eran conocedores de esta técnica que utilizaban en bebidas alcohólicas. En época griega y romana fue de uso común.

Las bebidas fermentadas tienen un patrón similar, puesto que no hay que olvidar que la cerveza o la sidra también parten de procesos muy parecidos. En cualquier caso, sí hay variables que cambian y que conviene conocer para que el proceso sea exitoso. Si no se tienen en cuenta la temperatura, la densidad o el aislamiento pueden surgir problemas.

El proceso de fermentar

Una vez que se haya extraído el mosto de la uva, se guarda en cubas de acero inoxidable a las que se les añadirá levadura. Esta combinación es condición sine qua non para que pueda haber vino porque, de lo contrario, nos quedaremos con un mosto o, lo que es peor, con una bebida difícil de degustar por su sabor desagradable.

Esto hará que se consuman los azúcares y, en consecuencia, el vino pasará a ser una bebida alcohólica al liberar etanol y dióxido de carbono, de manera que se consigue el efecto deseado. Sin estos componentes liberados, el vino no tendría graduación alcohólica, de ahí que, desde que tenemos constancia de la elaboración de esta bebida ya se llevara a cabo.

La labor de las levaduras es muy breve, transcurriendo, en la mayoría de los casos, en un máximo de 3 días, aunque variará en función de la naturaleza de las mismas.

Aspectos a considerar

Es esencial, por ejemplo, que la temperatura esté en su punto justo porque, en caso de ser excesiva, se matará la levadura antes de tiempo y esta no podrá realizar su trabajo con normalidad. De ser así, se imposibilita o altera la fermentación del vino. Por esta razón, resulta necesario tener un control.

En segundo lugar, conviene saber que la densidad del alcohol es un punto que siempre se estudia, ya que está asociado al grado que se desea o que marca cada Denominación de Origen (DO). Hoy en día, este baremo se puede medir en tiempo real, deteniendo o prolongando el proceso en función de lo que marque.

Así mismo, es fundamental que durante el proceso las cubas estén cerradas herméticamente y que no tengan ningún contacto con el aire dado que, de no ser así, dificultará que fermente el mosto.

Como vemos, para fermentar es necesario conocer la técnica, pero también contar con las tecnologías adecuadas y con una materia prima de calidad a fin de lograr que el proceso sea exitoso. Por ello, solo las bodegas punteras pueden garantizar un vino de calidad, como es el caso del que ofrecemos en Heredad de Aduna. Disponemos de vinos de Rioja Alavesa tinto y blanco, así como de una trayectoria centenaria que acredita nuestro buen hacer en el sector.

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