Apoyadas en un suelo arcillo calcáreo que limita a su punto justo la acción de la lluvia y la humedad, en nuestras 30 hectáreas de viñedo, se muestra especialmente majestuosa la variedad Tempranillo, imprescindible para nuestros vinos Jóvenes por su intenso color y sabor y para aportar su especial bouquet a los que destinamos a la Crianza. El resto de nuestras variedades tintas – Garnacha y Mazuelo – se destinan a complementar los vinos tintos, mientras que nuestros vinos blancos son un cúmulo de sensaciones, gracias a la Viura. La Rioja Alavesa desciende hasta el Ebro en laderas escalonadas orientadas al sur. Entre los 400 y los 700 metros de altitud, surge un mar de viñedos con fondo ocre, que reclama exigente una atención casi personalizada durante todo el año. Es la esencia de esta tierra.