¿Vino en vertical u horizontal?

Las adecuadas condiciones de conservación al almacenar el vino plantean algunos interrogantes que preocupan a quienes acostumbran a disfrutar plenamente de esta bebida. Una de ellas es la posición en que deben guardarse las botellas, bien sea horizontal o vertical, y la respuesta depende de algunas circunstancias.

¿Cómo se debe almacenar el vino?

En general, los sumilleres y productores recomiendan guardarlo siempre en un botellero donde los recipientes queden horizontales, pero ligeramente inclinados, de tal forma que el corcho natural permanezca húmedo. Este mueble permite además manipular cada vino de forma individual, sin mover los otros.

El corcho es un material con propiedades únicas, entre las que destacan la elasticidad, que permite un perfecto ajuste al cuello de las botellas. La porosidad es una cualidad fundamental para la maduración completa, pues permite un mínimo paso del aire, un miligramo por año, lo que dota al vino de complejas impresiones sensoriales. Por esta razón, los tapones de corcho artificial, que en realidad es plástico moldeado, se reservan para vinos jóvenes que no requieren maduración ni deben guardarse de forma horizontal.

Sin embargo, de permanecer seco por un tiempo prolongado, este material puede secarse y reducirse. El cierre de la botella deja entonces de ser estanco y el aire penetra excesivamente, avinagrando el vino, con lo que se estropean sus propiedades organolépticas. La posición horizontal pero ligeramente inclinada, además de impedir que el corcho se seque, facilita la acumulación de sedimentos en el ángulo formado entre la pared de la botella y su fondo. Es importante, entonces, manipularlo con cuidado cuando vaya a descorcharse y servirse, para no mover los posos.

Sin embargo, esta regla no es aplicable en todos los casos. En la actualidad, existen varios sistemas utilizados en el cierre de las botellas, y los que son inertes (corcho sintético, tapa de rosca y cristal) no presentan el inconveniente descrito para el corcho natural. La condición que predomina en estos casos es la sedimentación de las impurezas. Por esta razón, pueden almacenarse indistintamente en posición vertical u horizontal con una ligera inclinación.

Existe otra excepción, en la cual es conveniente almacenar el vino en vertical. Se trata de los espumosos, como el cava, el champán y el prosecco. Aunque los controles de calidad son cada vez más estrictos, estas bebidas de sabor delicado pueden verse alteradas por algunas sustancias que se encuentran en el sistema de cierre.

Los tricloroanisoles, o TCA, producen lo que se llama la enfermedad del corcho y están presentes en el alcornoque que da origen al material. El vino espumoso adquiere entonces un regusto y un olor a moho, lo que afecta al 4 % de la producción mundial de vinos embotellados en los que se utiliza este sistema de cierre. Para hacer frente a este problema, existen incluso catadores especializados en detectar la presencia de los TCA en los vinos.

Cuando se logra almacenar el vino de forma adecuada, no solo se conserva su esencia, sino que se preserva una sabia inversión. El goce sensorial que se alcanza con esta antigua bebida es entonces inigualable.

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